lunes, 1 de febrero de 2016

CUANDO PREPARO CADA DÍA...

Cada sesión tiene la impotencia de lo previo, la banalidad de lo intrascendente. 

Cuando preparo cada día, el desánimo rodea mi voluntad y me cuesta encontrar los espacios para la llegada. Llegada a la mirada de Zapatito, al hacer de Curro, a la idea de Bienvenida, al relato de Rosa, a la mano de María, y las palabras ordenadas de Paca. 

Pasa el tiempo, me acostumbro, bloqueando los miércoles de inseguridades para encontrar lo hecho. pero tengo a Juan, los setenta kilómetros que nos separan de Huelva son un regalo para la inquietud, la concreción, y la sensibilidad, una dosis de orden inteligente arropado por la humildad de la experiencia, por el acuerdo tácito de un regalo.  

Cada miércoles terminamos, y se abre el tiempo como un desierto, ancho y eterno, con dunas suficientes para esperar siete días y martillear de ideas las primeras horas, ideas de cosas para hacer,que aún escribimos. 

Muchas veces pienso que el límite soy yo, la expresión ellos, tijereteando expectativas, recortarlas no es una experiencia.

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